Hablando y en Paz: por una niñez y adolescencia con Salud Mental

Por Enrique Valentín
La reciente inauguración del Centro Estatal Poblano de Salud Mental Integral para Niñas, Niños y Adolescentes (CEPOSAMI), encabezada por la presidenta del Sistema Nacional DIF, María del Rocío García Pérez, el Gobernador Constitucional del Estado de Puebla, Alejandro Armenta y la presidenta del Patronato del Sistema DIF Estatal, Ceci Arellano, representa un avance relevante en Puebla; este esfuerzo institucional demuestra que el bienestar emocional de nuestras niñas, niños y adolescentes ya no es un asunto menor, sino un derecho y una necesidad impostergable para las nuevas generaciones.
Resulta especialmente alentador que el gobierno estatal y nacional hayan colocado la salud mental en la agenda pública con inversiones, infraestructura y voluntad política; no hablamos sólo de oficinas o recursos, hablamos de compromiso real para ofrecer acompañamiento, prevención, diagnóstico y tratamiento especializado en entornos seguros y profesionales. El CEPOSAMI simboliza algo más que un edificio: es un pacto con la población infantil y juvenil para que se les escuche, se les valore y se les atienda desde sus emociones tanto como desde sus síntomas.
Pero este camino no lo recorre solo el gobierno; la sociedad civil ha demostrado igualmente su capacidad de respuesta e innovación. Casa del Sol, por ejemplo, inauguró el 1 de abril de 2025 su Centro de Salud Mental Infantil llamado Solecitos, surgido de la convicción de que no hay desarrollo pleno sin cuidar la mente y el corazón de niñas y niños. Iniciativas como esta presentan un complemento vital: acercan la atención, sensibilizan, abren espacios de confianza allí donde tal vez la institucionalidad no ha llegado aún.
Es fundamental no ignorar las cifras y para entender la urgencia de estos esfuerzos basta mirar algunos datos:
- “En México, la proporción de niñas, niños y adolescentes que han pensado alguna vez en suicidarse aumentó de 5.1% en 2020 a 7.6% en años recientes” (SIPINNA, 2023).
- “Los nuevos diagnósticos de depresión en población menor de edad pasaron de 8,365 casos en 2014 a 28,542 en 2023” (Milenio, 2024).
- “Entre los adolescentes de 15 a 19 años, la tasa de suicidio es de 7.7 por cada 100,000 habitantes, y en niños de 10 a 14 años está en 2.1 por cada 100,000” (INEGI, 2023).
- “Se estima que a nivel global, entre adolescentes de 10–14 años un 4.1% sufre trastornos de ansiedad, y un 1.3% depresión; en los de 15‑19 estos porcentajes suben a 5.3% para ansiedad y 3.4% para depresión” (OMS, 2023).
Estos números muestran lo que ya intuimos: la salud emocional infantil y adolescente es un tema que ha escalado rápido, con múltiples factores de riesgo como violencia, abandono, pobreza, discriminación, saturaciones del sistema de salud mental, agravados además por periodos de crisis como la pandemia.
La fórmula es: Sociedad civil + Gobierno = Mayor Impacto.
Cuando gobierno y sociedad civil se suman, los esfuerzos se amplifican: Gobierno con políticas, infraestructura y financiamiento; sociedad civil con proximidad, sensibilidad local, voluntariado y capacidad de innovación.
CEPOSAMI ofrece un ejemplo claro de lo institucional: un centro estatal con alcance técnico, respaldo y estructura para sostener tratamientos integrales. Solecitos, de Casa del Sol, muestra lo comunitario: atención cercana, comprometida, que se inspira desde el cuidado cotidiano y la empatía.
La salud mental no puede ser considerada como un lujo, sino como parte esencial del desarrollo humano, del derecho pleno a crecer bien, a aprender, a relacionarse, a imaginar un futuro. Frente a la ansiedad, depresión, ideaciones suicidas u otros trastornos, la indiferencia es siempre un riesgo.
Invito a cada persona a sumarse de la forma en que pueda, el llamado a la acción es:
- Participando en voluntariados: acompañando programas comunitarios, espacios de escucha, talleres en escuelas y barrios.
- Apoyando con recursos: ya sea a través de donaciones de equipos, de espacios físicos, de financiamiento de programas de terapia accesible.
- Formación profesional: psicólogas/os, psiquiatras, terapeutas, trabajadoras/es sociales, con especialidad en infancia y adolescencia, son urgentes.
- Investigación: necesitamos datos locales, seguimiento académico, evaluación de impacto, para mejorar lo que se hace y detectar lo que falta.
- Sensibilización comunitaria: romper estigmas, enseñar que pedir ayuda es un acto de valentía, que todos podemos aprender a escuchar, a reconocer señales, a acompañar sin juzgar.
Que esta doble inauguración, una desde el gobierno, otra desde la sociedad civil, nos recuerde que solo con unidad se alcanzan los grandes objetivos; las niñas, niños y adolescentes lo merecen, y nosotros tenemos la responsabilidad de responder.
Menos ansiedad y menos depresión infantil; mayor bienestar, más resiliencia. Menos silencios, porque hablando y en paz, construimos un presente saludable que sostenga nuestro futuro.
Enrique Valentín
Director Ejecutivo de Casa del Sol