Contacto: thomas.karig@tkonsult.com.mx
Meta, la empresa que opera Facebook y WhatsApp, acaba de anunciar que descontinúa su programa de Diversidad, Equidad e Inclusión. Otras empresas como Walmart y McDonalds han hecho lo mismo, mientras que por ejemplo Costco y Apple argumentan que esos programas son buenos para su negocio.
Sin duda, esas decisiones están relacionadas con el cambio político que se está viviendo en Estados Unidos, que abre espacios para grupos ultraconservadores que se oponen a las prácticas de responsabilidad social y ambiental. Es de esperarse que el nuevo gobierno de Donald Trump revierta las políticas de protección al medio ambiente implementadas por Joe Biden, sobre todo las relacionadas con la reducción de emisión de gases efecto invernadero.
La motivación para hacer este tipo de cambios en las regulaciones no parece racional en vista de los efectos innegables del cambio climático y de una desigualdad creciente a nivel mundial. Los comentarios de Donald Trump y Elon Musk sobre el incendio de Los Angeles son la muestra mas reciente. Pero evidentemente es una tendencia común de regímenes autocráticos y de derecha (con la excepción de China).
¿Qué significa todo esto para las empresas?
Varias de ellas, sobre todo en Estados Unidos, han decidido ya no hablar de sus políticas de responsabilidad ecológica, social y de gobernanza. Esto no significa que las hayan abandonado. Pero quieren evitar ser criticadas por actores políticos y en las redes sociales. Esta nueva tendencia la han llamado “greenhushing”, o sea ser sostenible sin que se sepa.
Sin duda seguirá habiendo muchos grupos de interés que le dan valor a las acciones de sostenibilidad. Y en otras partes del mundo, por ejemplo en Europa, la exigencia hacia las empresas va en sentido opuesto. La nueva Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) de la Unión Europea acaba de entrar en vigor, y obliga a las empresas grandes a transparentar sus acciones de sostenibilidad.
En la práctica, todas las empresas han implementado acciones y sistemas de gestión relacionados con la sostenibilidad. La razón es muy sencilla: se trata de fortalecer la capacidad de la empresa de prevalecer y prosperar en un entorno cada vez mas complejo. Porque el objetivo es la sostenibilidad de la empresa misma, de incrementar la probabilidad de que esta siga vigente en el mediano y largo plazo.
Aunque el concepto de sostenibilidad se acuñó en el contexto de la conservación de los recursos naturales para las generaciones futuras, hoy en día las empresas saben que para ser sostenible hay que ser responsable ecológica y socialmente, pero sobre todo tener prácticas de gobernanza que aseguren cumplir con objetivos y regulaciones a través de procesos robustos, prevenir y mitigar riesgos, y actuando éticamente.
Abandonar este camino sería poner en peligro la empresa misma. El entorno político puede cambiar cada 4 o 6 años, dependiendo donde estamos. Pero los principios de la gestión empresarial no dependen de tendencias políticas, como tampoco cambian las expectativas de los grupos de interés, sean accionistas, colaboradores, clientes o socios comerciales. Si nuestra empresa participa en una cadena de suministro global, o requiere de inversionistas institucionales para su negocio, las acciones de sostenibilidad son un requisito indispensable.
Hay suficientes ejemplos de empresas que ha fracasado por abandonar estos principios, normalmente persiguiendo la utilidad en el corto plazo a toda costa. La sostenibilidad es imprescindible para las empresas y para la sociedad. Si lo que buscamos es un futuro mejor, la tenemos que sostener.