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Huachicol del agua: crece la extracción ilegal en el Triángulo Rojo de Puebla

La extracción clandestina de agua se ha convertido en un delito en ascenso dentro del Triángulo Rojo de Puebla, donde comunidades como Palmarito Tochapan, Quecholac, Palmar de Bravo y Tecamachalco registran una operación silenciosa, sostenida y altamente rentable. Lo que antes era territorio marcado por el robo de combustible ahora se expande hacia otro recurso estratégico: el agua subterránea.


Pozos clandestinos: un problema histórico que vuelve a crecer

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), al menos 20 pozos ilegales fueron detectados en Puebla durante 2024, y entre enero y octubre de 2025 se sumaron seis clausuras adicionales. Sin embargo, informes anteriores muestran una dimensión mucho más profunda del problema.

En 2016, la Auditoría Superior de la Federación documentó que el acuífero de Tecamachalco, que abarca a Palmar de Bravo, Tecamachalco y Quecholac, albergaba hasta 300 pozos clandestinos, convirtiendo a esta región en una de las zonas con mayor concentración de extracción no regulada en el país.

Aunque los reportes recientes no desglosan por municipio, estimaciones de distintas investigaciones señalan la existencia de al menos 39 pozos ilegales activos entre 2023 y 2025 en el estado.


Un negocio oculto: riego agrícola y venta de agua en pipas

Los pozos clandestinos operan en parcelas o instalaciones privadas, muchas veces camuflados entre campos de cultivo o bodegas. El agua extraída se utiliza principalmente para:

  • Riego agrícola sin control, especialmente en el Valle de Tecamachalco, donde se producen hortalizas como lechuga, cebolla, zanahoria y col.
  • Venta de agua mediante pipas, que abastecen a comercios, industrias e incluso viviendas en zonas urbanas.

Buena parte de estos productos agrícolas termina en mercados como el de Huixcolotla, uno de los principales centros de distribución del país.

Crimen organizado: del robo de gasolina al acaparamiento de agua

El control de estos pozos no solo recae en productores o particulares. De manera creciente, grupos del crimen organizado, antes dedicados al robo de hidrocarburos, han extendido sus operaciones hacia el huachicol del agua.

Las autoridades han documentado:

  • Pipas modificadas para transportar grandes volúmenes de agua
  • Extracción nocturna para evitar detecciones
  • Operarios armados custodiando los predios
  • Sitios donde se bombeaban hasta 300 pipas por día, sin permisos ni registro

La operación se asemeja a los antiguos campos de gasolina robada: redes bien organizadas, logística ampliada y ganancias elevadas.


Nueva Ley de Aguas: sanciones más duras, aplicación pendiente

En 2025, el Congreso estatal presentó la propuesta de una nueva Ley de Aguas de Puebla, que contempla:

  • Multas más severas
  • Decomiso de pipas y equipo de extracción
  • Prisión por uso ilícito de agua subterránea

Sin embargo, la iniciativa ha generado resistencia entre diversos sectores, y su aplicación aún no inicia de manera plena. Mientras tanto, en regiones como el Triángulo Rojo, los pozos clandestinos continúan operando bajo tierra y al margen de la ley.

Con información de Agencia Quadratín

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