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Raíces de Ternura: El Papel de las Cuidadoras en el Futuro de las niñas y niños en Casa del Sol

Colaborción de Brittany Pantoja Mendoza

El papel de las educadoras en una casa hogar es fundamental para el bienestar y desarrollo integral de las niñas, niños y adolescentes que se encuentran bajo su protección. Estos profesionales no solo cumplen con la responsabilidad de satisfacer las necesidades básicas de alimentación, higiene y seguridad, sino que también juegan un rol crucial en el ámbito emocional y psicológico de la niñez. La relación que establecen con las niñas y niños, basada en la confianza, el respeto y el apoyo, puede ser determinante para su proceso de recuperación y su capacidad de formar vínculos afectivos sanos. En un entorno donde la niñez ha experimentado situaciones de abandono, maltrato o negligencia, los cuidadores primarios actúan como figuras clave que promueven una nueva forma de vida. Además, su labor no se limita al cuidado diario, sino que también implica guiar y acompañar en el proceso educativo y social, preparándose para una vida adulta plena y autónoma.

¿Qué es una casa hogar?

Una casa hogar es un centro de asistencia social, funciona como una casa de cuidados alternativos a niños, niñas y adolescentes (NNA) que por diferentes motivos se encuentran en situación de abandono, maltrato o violencia. Casa del Sol funciona mayoritariamente como una casa de cuidados alternativos que tiene dos modalidades: albergue y estancia infantil, donde albergamos a niñas y niños de 0 a 8 años de edad que han sufrido violencia, abandono y maltrato, hijas o hijos de madres en reclusión, hijas o hijos de madres víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual, así como hijas o hijos de madres solteras que carecen de una red de apoyo para el cuidado de sus hijos y que requieren de los servicios integrales de la asociación. En Casa del Sol las niñas, niños y adolescentes son acompañados y guiados en su día por las educadoras, quienes tienen diferentes funciones dirigidas a cubrir cada una de las necesidades de los NNA que van desde necesidades básicas como comer, dormir, seguridad y amor, hasta necesidades secundarias como reconocimiento, desarrollo espiritual y valoración.

¿Cuáles son las funciones de las educadoras?

Casa del Sol cuenta con 3 áreas, siendo la primera área de lactantes donde hay bebés de 0 a 2 años de edad, en esta área, la educadora desempeña un papel fundamental en la estimulación y desarrollo del lenguaje en niños, proporcionando un entorno rico en interacciones verbales y experiencias comunicativas, de ahí pasan al área de maternales donde fomentan el desarrollo del lenguaje a través de la exposición a vocabulario variado, la lectura de cuentos y la conversación constante, adaptando su enfoque a cada etapa de crecimiento. En los primeros años, se centran en la estimulación temprana, promoviendo la imitación de sonidos, el reconocimiento de palabras y la expresión de emociones. A medida que las niñas y niños crecen se mueven del área de lactante al área de maternales, es aquí donde utilizan actividades como juegos, canciones y dinámicas grupales que promueven la construcción de frases, el uso adecuado del lenguaje y la capacidad de comprensión.

Durante la etapa de preescolar y primaria, la función de la educadora se amplía al guiar a los niños y niñas en la adquisición de habilidades más complejas como la lectura, la escritura y la expresión oral fluida, asegurando siempre un ambiente de apoyo emocional y respeto por el ritmo de aprendizaje de cada niño o niña. En esta etapa, el lenguaje se consolida y el desarrollo motor sigue avanzando, mientras los niños y niñas se vuelven más independientes.

Es aquí donde las educadoras juegan un papel clave como guías, acompañando y orientando a los niños en su proceso de autonomía y en la construcción de sus habilidades cognitivas y sociales, fomentando la confianza y el aprendizaje integral. Las educadoras dan apoyo y seguimiento de las actividades escolares de los niños, niñas y
adolescentes no solo asegurándose de que realicen sus tareas, sino también ayudándolos a desarrollar hábitos de estudio eficaces y habilidades de organización. Este apoyo va más allá del aspecto académico, ya que implica crear un ambiente que estimule el interés por el aprendizaje y fomente la curiosidad. Además, trabajan en estrecha colaboración con las escuelas para asegurar que el progreso académico de los niños y niñas se mantenga y se identifiquen las áreas en las que necesitan mayor apoyo o intervención.

En cuanto a la modificación de conductas disruptivas, las educadoras implementan estrategias de intervención basadas en el respeto y la empatía. Utiliza métodos como el refuerzo positivo para fomentar comportamientos adecuados y ayudar a los niños a gestionar sus emociones de manera constructiva.

Las educadoras en Casa del sol, tienen la responsabilidad de inculcar hábitos saludables en los niños, especialmente en áreas esenciales como la alimentación, la higiene personal y la limpieza. Se encargan de supervisar y enseñar la importancia de una dieta equilibrada, promoviendo la ingesta de alimentos nutritivos y educando sobre los beneficios de una alimentación adecuada para su crecimiento y desarrollo. En cuanto a la higiene personal, las educadoras guían a las niñas, niños y adolescentes en el mantenimiento de rutinas diarias,
como el aseo, el cepillado de dientes y el lavado de manos, asegurándose de que adquieran hábitos de autocuidado que les ayuden a prevenir enfermedades y mejorar su bienestar general. Además, fomentan la responsabilidad en las tareas de limpieza, asignándoles labores acordes a su edad y enseñándoles la importancia de mantener un ambiente limpio y ordenado, contribuyendo así a su formación integral y su sentido de pertenencia en la comunidad del hogar. De este modo, la educadora contribuye al desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes promoviendo su bienestar físico y emocional, mientras les enseña valores
importantes como el autocuidado y la disciplina.

¿Cuál es la importancia y qué impacto tiene el educador en la vida de las niñas, niños y
adolescentes en la casa hogar?

La educadora en Casa del Sol es una figura clave en el desarrollo emocional, social y educativo de las niñas, niños y adolescentes que residen en este espacio. Su rol va mucho más allá de la supervisión, ya que actúa como un referente afectivo y formativo en un ambiente donde, en muchos casos, las niñas, niños y adolescentes han experimentado situaciones de vulnerabilidad o abandono. La educadora ofrece estabilidad, apoyo emocional y guía, contribuyendo a que los menores desarrollen habilidades sociales, hábitos saludables y una autoestima sólida. A través de su acompañamiento cercano, la educadora fomenta un entorno de confianza y seguridad, lo que permite construir relaciones sanas y adquirir herramientas para su vida futura.

El impacto de la educadora en Casa del Sol es profundo y duradero. Gracias a su intervención, las niñas, niños y adolescentes pueden experimentar una crianza respetuosa y positiva, donde se valoran sus opiniones, emociones y derechos. La educadora no solo facilita su integración escolar y social, sino que también les enseña a manejar conflictos y emociones de manera constructiva, preparando a los jóvenes para enfrentar los desafíos de la vida adulta con resiliencia y autonomía. En este sentido, la educadora contribuye significativamente a la
transformación de vidas.

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