El Regalo de la Paz: ¿Cómo Escribir una Carta a los Reyes Magos?
Colaboración de Casa del Sol
En la época de las festividades navideñas, los más pequeños esperan con ilusión la llegada de los Reyes Magos, esos tres sabios viajeros que, según la tradición, descienden del oriente con sus regalos para ofrecer al Niño Jesús. En un mundo marcado por tensiones, conflictos y desigualdades, ¿por qué no aprovechar esta oportunidad para pedir un presente que trascienda lo material? Siendo así, ¿cómo podemos enseñar a niñas y niños, y también a los adultos, a redactar una carta a los Reyes Magos pidiendo lo más valioso: la paz para el mundo?
Pedir paz no es un deseo ingenuo ni utópico; es, en realidad, un acto profundamente esperanzador. La paz, en todas sus formas—la paz en los hogares, en las calles, entre países y dentro de cada corazón—es el cimiento
sobre el que se construyen sociedades justas y armoniosas. Sin embargo, en un mundo cada vez más fragmentado por conflictos bélicos, económicos y sociales, la paz parece un anhelo lejano. Y es precisamente en este contexto donde las cartas a los Reyes Magos pueden convertirse en algo más que una tradición infantil; pueden ser una llamada a la reflexión colectiva.
Al escribir una carta a los Reyes Magos, no se trata únicamente de pedir juguetes, ropa o dulces. Se trata de aprovechar esa magia que envuelve a la Navidad para dar rienda suelta a los deseos más profundos y verdaderos. Los niños pueden aprender, desde pequeños, a pensar más allá de sus propios intereses y a desear
el bienestar común. Esta es una oportunidad perfecta para reflexionar sobre lo que realmente importa.
Para ello, hay algunas ideas que pueden ayudar a orientar la carta hacia un mensaje de paz. A continuación, te propongo algunos consejos para guiar el proceso:
- Empieza por un deseo colectivo: En lugar de pedir regalos materiales, niñas y niños (y también los adultos) pueden comenzar sus cartas con un deseo para la humanidad. Puede ser algo como: «Queridos Reyes Magos, este año me gustaría pedir paz para todos los países, para todas las familias, para todos los niños del mundo.»
- Hablar de empatía y comprensión: La paz no es solo la ausencia de guerra; es también la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de comprender las diferencias y de aceptar que, a pesar de todo, somos parte de una misma humanidad. Un ejemplo de esto podría ser: «Me gustaría que todos aprendiéramos a escuchar y entender a los demás, aunque no siempre estemos de acuerdo.»
- Enfatizar la unidad: La paz viene con la conciencia de que todos somos responsables del bienestar común. En lugar de pedir una paz impuesta desde afuera, es importante desear una paz construida por cada uno de nosotros. Por ejemplo: «Ojalá todos pudiéramos ser más amables entre nosotros y trabajar juntos por un mundo mejor.»
- Incluir deseos personales: Es válido que la carta también incluya deseos personales, pero el verdadero regalo de la Navidad no solo está en lo que recibimos, sino en lo que somos capaces de dar. Por lo tanto, los niños pueden pedir a los Reyes Magos la fortaleza para ser buenos, generosos y compasivos, cualidades esenciales para la paz.
- Cierre con gratitud y esperanza: Finaliza la carta con un mensaje de esperanza. Después de todo, la paz empieza con la fe de que es posible. «Gracias, Reyes Magos, por escuchar mi deseo. Espero que todos podamos vivir en un mundo donde reine la paz y el amor.»
Una carta a los Reyes Magos no es solo un ejercicio infantil, sino también un recordatorio de lo que realmente importa: la capacidad de soñar y de generar cambios a través de la palabra y el ejemplo. En estos tiempos de incertidumbre, la tradición de escribir estas cartas puede ser una forma simbólica de transmitir valores fundamentales como la compasión, la tolerancia y la solidaridad.
Además, la carta a los Reyes Magos es una invitación a reflexionar sobre lo que estamos haciendo cada uno de nosotros para contribuir a la paz. La paz no es solo un deseo que se lanza al viento esperando que se cumpla; es un compromiso diario con los demás, con la justicia y con el bienestar común.
En última instancia, redactar una carta pidiendo paz no se trata solo de esperar un milagro, sino de ser parte activa de la creación de un mundo mejor. Y es que, como dice la famosa frase, «La paz no es solo el silencio de las armas, sino la alegría de los corazones». Que, tal vez, esta Navidad, el verdadero regalo sea el
de la paz en cada uno de nosotros.
Enrique Valentín, Director Ejecutivo de Casa del Sol.