¿Cuándo podremos ver nuestros pies a través del agua del Atoyac?
Columna: Héctor Rodrigo Ortiz
Por Héctor Rodrigo Ortiz.
Fue el 17 de Octubre del 2010. Han pasado 14 años desde que un grupo de ciudadanos navegamos el río atoyac por primera vez para reconocer en él un espacio donde en lugar de muerte, deberíamos encontrar vida. Fue algo inédito en Puebla que un grupo que podría tildarse de loco, se subiera a unas balsas con trajes impermeables, googles y cubrebocas para evidenciar que tristemente a esta cuenca se le había dado la espalda, y con ello, nos habíamos condenado a vivir con una cloaca a cielo abierto que cruza toda la ciudad.
Los ríos han sido motivo de asentamientos a través de la historia, Puebla fue planeada tan bien, que eran sus ríos la mejor excusa para convertirla en la mejor ciudad de los urbanistas de aquellos tiempos. Las venas de una ciudad que se convertiría en una de las más relevantes de América.
Siglos después, los poblanos prefirieron desentenderse del agua, dieron por hecho que les llegase agua potable a sus casas y que sus escusados se dirijan al río que pasa al lado de su vecindario. Prefieren levantar muros para no enfrentarse al problema del que son parte, en lugar de involucrarse en impedir que sigamos acomodados sobre nuestros propios deshechos.
En noviembre de 2014, viendo que poco había ocurrido con la llamada de atención a la ciudadanía, quisimos organizar una segunda navegación, esta vez, invitando a empresarios y actores políticos para que vivieran con nosotros la asquerosa experiencia de navegar el río, pero también pudieran imaginar la oportunidad de una cuenca viva habitada por nuevas especies, andadores públicos que acompañen el recorrido del río, puentes que lo crucen y conecten a la ciudad. Respirar aire limpio, generarlo en la cuenca.
Desde Moreno Valle en adelante se han firmado muchos convenios, se han presentado un montón de diagnósticos, y como grupo de la sociedad civil hemos presentado alternativas, planes, acompañamiento, que no ha convencido a ningún gobernante porque no lo visualiza como un proyecto que pueda otorgarle votos. Nos reunimos en campaña con Gali, los Rivera, Barbosa, sólo con Banck se pudo ver un poco de luz que fue apagada por la falta de seguimiento de quien le sustituyó.
Cuando el gobernador electo, sin hacer ruido, convocó a líderes sociales y académicos a proponer las acciones correctas, volvió a mi la esperanza de que por fin podremos ver un proyecto real de regeneración de nuestra cuenca. Que la Presidenta mencionó al Atoyac en su primer discurso, me da gusto saber que habrá recursos a una CONAGUA que se quedó casi inoperante el sexenio pasado.
Cuando la invitación del equipo de Armenta ha sido a construir y no solo a firmar convenios para sacarse fotos, me deja ver que sí hay interés, que sí hay ganas de ejecutar un plan.
Hoy volví a recordar por qué decidimos meternos a una balsa hace 14 y 10 años. En unos años, queremos ver nuestros pies a través del agua como puede hacerse río arriba