
La economía mexicana enfrenta una nueva amenaza silenciosa pero significativa: una caída en el flujo de remesas enviadas por connacionales, especialmente desde Estados Unidos. De acuerdo con el académico Anselmo Salvador Chávez Capó, de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), este fenómeno representa un serio desafío para millones de familias que dependen de este ingreso como su principal sustento.
Remesas caen 12% en abril: peor resultado desde 2012
Según cifras del Banco de México, en abril de 2025 ingresaron al país 4,761 millones de dólares por concepto de remesas, lo que representa una caída del 12% respecto al mismo mes del año anterior. Este descenso es el más pronunciado desde septiembre de 2012. En el acumulado enero-abril, el retroceso es del 2.5%, siendo la primera disminución en ese periodo desde 2013.
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Puebla, Michoacán y Zacatecas: los estados más vulnerables
Estados como Zacatecas, Michoacán, Guanajuato, Oaxaca, Chiapas y Puebla dependen fuertemente del dinero que envían sus migrantes desde el extranjero. Tan solo en Puebla, donde se estima que llega cerca del 5% del total nacional, la caída podría representar una pérdida de hasta 117 millones de dólares anuales.
Municipios como Puebla capital, Atlixco, Tehuacán, Izúcar de Matamoros y San Martín Texmelucan serían los más afectados, y en el caso específico de la capital poblana, se estima que dejarían de ingresar más de 21 millones de dólares, especialmente si se concreta un nuevo impuesto a las remesas enviadas por personas en situación migratoria irregular.
Factores detrás de la caída
El experto de la UPAEP identificó al menos cinco factores que explican esta caída:
- Incertidumbre política y comercial en EE.UU.: La reciente imposición de aranceles al acero y aluminio bajo el argumento de seguridad nacional genera desconfianza económica.
- Propuesta de impuesto a migrantes indocumentados: Un posible gravamen del 3.5% sobre las remesas aceleró envíos anticipados en marzo, pero hundió las cifras en abril.
- Depreciación del dólar: La pérdida de valor de la moneda estadounidense reduce el monto en pesos recibido por las familias mexicanas.
- Factores estacionales: La Semana Santa, que cayó en marzo, adelantó el flujo que normalmente llegaría en abril.
- Temor a deportaciones: Migrantes reducen sus envíos ante el temor de medidas migratorias más severas o por ahorro preventivo.
“No es un cambio estructural… aún”: Chávez Capó
Aunque los datos son alarmantes, Chávez Capó aclara que aún no puede hablarse de un cambio estructural, pero sí de señales que deben tomarse con seriedad. “No podemos seguir dependiendo de factores que no controlamos. Las remesas dependen de decisiones políticas ajenas, como el empleo de nuestros migrantes en EE.UU.”, explicó.
¿Qué puede hacer México?
El académico urgió al gobierno federal y a los estados a actuar con inteligencia ante este panorama:
- Diversificar fuentes de ingreso: México necesita reducir su dependencia de las remesas fortaleciendo su economía interna y regional.
- Fomentar el ahorro y la inversión: A nivel personal y empresarial, se requiere mayor cultura financiera ante la incertidumbre.
- Mejorar seguridad y logística: El llamado “impuesto de la inseguridad” encarece los costos logísticos y desincentiva la inversión.
- Ejercer diplomacia económica estratégica: El país debe negociar con inteligencia con Estados Unidos, no solo desde el gobierno, sino también a través de cámaras empresariales, sindicatos y lobbies.
Una llamada de atención urgente
“La caída de remesas no es solo un dato financiero; es una señal directa de vulnerabilidad económica para millones de familias mexicanas”, concluye el especialista. Desde hogares hasta gobiernos locales, urge diseñar estrategias de contención, ahorro e inversión inteligente ante un panorama internacional incierto y cambiante.