El regreso a clases para universitarios que requieren uso de laboratorios o prácticas presenciales ya es un hecho en todo el país, en todas las universidades menos en una, la UDLAP.
En unas semanas, comenzarán a incorporarse alumnos de todas las carreras a tomar clases dentro de las aulas, pero al parecer, tampoco en la UDLAP.
Ante la impotencia de saber que el campus de esta prestigiada universidad está ocupado por policías y por una administración que no conocen y con la que no tienen relación alguna, alrededor de 600 académicos y estudiantes realizaron una protesta pacífica el lunes 30 de agosto.
Entre bailes, canciones, marcha, decoración y mensajes muy directos, expresaron su inconformidad piden que los asuntos legales se diriman en los tribunales y se libere el campus para que continúe bajo la dirección de la administración de la doctora Cecilia Anaya, quien está supliendo al doctor Luis Ernesto Derbez.
Muy importante señalar que el rechazo a Armando Ríos Piter, y al patronato nombrado por el Gobierno del Estado, fueron la constante tanto en la protesta como en las redes sociales.
En respuesta a estas protestas, Ríos Piter emitió un comunicado titulado “trabajemos juntos” al que incluso le pautaron publicidad en Facebook.
En este texto insiste que la UDLAP está cerrada por la pandemia, aunque eso es medianamente cierto, pues los laboratorios deberían estarse usando, además de que no es posible hacer trámites de ningún tipo en el campus.
También dice que las actividades académicas online, la nómina y las actividades diarias están funcionando normal, pero lo que no dice es que todo eso ocurre bajo el liderazgo del equipo de Derbez y Cecilia Anaya.
Lo único que tiene bajo su resguardo es el campus por orden del Gobierno Estatal, y los jardines, según fotografías de alumnos en la protesta, están desatendidos.
Por otro lado, esta semana se sumaron más de 300 intelectuales y artistas de todo el país a la exigencia de acatar la suspensión que ordena la devolución del campus de la UDLAP.
Este comunicado se suma al de los académicos, al de los exalumnos y ex académicos, al de líderes sociales de todo el país y al de la mayoría de los colaboradores del área administrativa de la universidad.
Me pregunto, si después de todo este episodio, el político guerrerense se quedase al frente, ¿con qué confianza y liderazgo encabezaría a la UDLAP para continuar con el prestigio alcanzado antes?
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